El objetivo del proyecto consistió en minimizar las pérdidas del grano de trigo, tanto en cantidad, como en calidad, durante el almacenamiento a cielo abierto, mediante la combinación de dos tecnologías sinérgicas: tratamiento térmico previo al almacenamiento, que se desarrolla en otro proyecto, y utilización de materiales con actividad antifúngica para el almacenamiento, que aborda este proyecto. Los silobags se caracterizan porque el trigo se embolsa en su interior a presión y, dado que la respiración del trigo ocurre a una velocidad mayor que la permeación del oxígeno a través de las paredes del silobag, se crea una composición de gases automodificada, respecto al aire convencional (el oxígeno se consume en la respiración del trigo y de los microorganismos, y se genera dióxido de carbono). Después el oxígeno atmosférico va permeando y entrando al silobag, siendo las capas superficiales de grano almacenado las primeras expuestas a este oxígeno, que favorece el crecimiento de hongos, que pueden ser productores de micotoxinas. Por esta razón, se plantea desarrollar un nuevo material para los silobags, que incorpore en la formulación de su cara interna, en contacto con el grano, sustancias con actividad antifúngica frente a hongos productores de micotoxinas, repercutiendo en la seguridad del producto almacenado.

Materiales formulados con sustancia antifúngica.: el material desarrollado es muy eficaz en la protección del grano almacenado en condiciones de alta humedad (hasta el 20%), situación que es frecuente cuando no se realiza tratamiento térmico previo para reducirla al 10-12% que es el nivel adecuado. Es decir, se ha probado que puede almacenarse en sacos y jumbo-bag trigo no tratado y conseguir que el producto no pierda calidad ni potencial de germinación, durante periodos superiores a ocho meses.